¿Te parece que ha llegado el frío? ¡Pero si esto no es nada!
La región del noreste de Rusia llamada Chukotka
es una tundra ártica inhabitable… Pero incluso en este escenario es posible
encontrar vida y belleza. Un buen ejemplo son las imágenes que nos han llegado
gracias al fotógrafo ruso Ivan Kislov, en las que podemos atisbar la vida de
los zorros en el círculo polar.
Fotógrafo por hobby
Kislov, que vive en la ciudad portuaria de
Magadan, trabaja en Chukotka como ingeniero de minas. En su tiempo libre la
fotografía le ayuda a escapar de la rutina y relajarse, para lo cual visita
lugares de difícil acceso y observa la naturaleza, dando como resultado unas fotos que no tienen nada que envidiar a las de National Geographic.
Dentro de las distintas criaturas que ha podido
fotografiar (osos, renos, lobos…) su preferida es el zorro, que según sus
palabras “es mucho más curioso y se acerca bastante mientras lo fotografío
desde cada ángulo”.
Os dejamos algunas de las imágenes que más nos
han gustado de este artista; ¡eso sí, dan mucho frío!
Podéis ver muchas más fotografías de este artista aquí. ¿Qué os parece su trabajo?
Me gustan los zorros, pero gracias a estas fotos aun me gustan más.
ResponderEliminarDurante unas semanas vivi en las afueras de Londres y cada mañana le veia bajar a los contenedores de comida a husmear. Flipaba en colores.
Y por ultimo me acabo de dar cuenta que estaban en mi top five a la misma altura casi que los pandas porque durante mucho tiempo edité esta foto para motivarme:
http://goo.gl/EZjqTP
¡Me encanta la foto! :)
Eliminar¡Qué envidia! Yo apenas he visto zorros en la vida real. Una vez, en el campo con unos amigos, uno se nos acercó a un par de metros para pedirnos comida. Le tiramos patatas y cacahuetes, se los comió y se fué.
Al rato, mientras estabamos comiéndo los bocatas, un compañero dejó el suyo para beber agua, y cuando quiso volver a comer, su bocadillo estaba abierto, a unos metros y sólo quedaba el pan. Y unos metros más allá estaba el zorro devorando el chorizo o lo que fuera con una enorme cara de satisfacción, algo así como "lo cacé yo mismo".